Hace un par de semanas nos fuimos a hacer una visita a los bloques de Jarafuel, situado muy cerca de Ayora y de Cofrentes. Salimos sobre las 8:30, Ramón, Martín, Iván y yo (Silvi).
Paramos en el pueblo para comprar fruta y algo de comer y nos tomamos un cafetito para despertarnos. Lo que hizo que llegásemos sobre las 11 a la zona de bloques.
El sol pegaba con fuerza y hacía mucho calor. Pero, menos a mediodía, pudimos encontrar bloques que estaban a la sombra.
Hay una gran cantidad de bloques de todos los niveles, desde algún 3º y 4º hasta 7b+ pasando por algún proyecto. Sobretodo predominan los 5º y 6º de toda clase. Suelen medir entre 3 y 5 m, pero hay algunos que son tan altos que tienen alguna chapa.
Yendo a la zona de bloque es muy común encontrar cajas con abejas, es una zona de apicultura. La mayoría que encontramos por el camino estaban vacías, de todas formas, si hay abejas, no pasa nada, si no las molestas no te picarán. Aunque Ramón, seguro que no está muy deacuerdo conmigo. Él es alérgico y es al único al que acaban picándole, sino ellas, sus primas hermanas las avispas.
También hay unos insectos muy pequeños, que bautizamos con el nombre de "mosquibejas" que cuando te pican te dejan una marca que se queda por lo menos unos meses, yo aún tengo marcas del año pasado. Y encima pica un montón. CUIDADO CON ELLAS!!! Martín descubrió un remedio para combatirlas, desodorante en rolón. Suena a risa, y no sé si funcionará o no, pero nos lo pusimos por los brazos y piernas y no nos picó ninguna.
Nos pasamos todo el día probando bloques de todos los niveles, fue muy divertido. Los chicos estaba más fuertes, yo tengo que volver para terminar algunos que me quedaron pendientes.
Me dio la impresión de que no es una zona muy concurrida por los escaladores (los fines de semana que hemos ido no hemos visto a nadie más), como consecuencia los cantos pinchan bastante, pero la roca no está nada desgastada. Me gusta bastante aunque las yemas de los dedos terminan bastante resentidas. Y los callos también, yo me dejé un par por allí, ja ja ja.
Justo debajo de esta piedra, que proporciona una sobra muy buena, pusimos los crash pad y paramos a comer y a descansar un rato. Para mi fue un gran error porque cuando intenté el primer bloque después de la comida, las puntas de los dedos me pinchaban como si tuviese miles de agujas. Aún así seguí probando bloques hasta que mi cuerpo aguantó.
Por la tarde, otra tanda de bloques, que los chicos se subieron, la mayoría, sin mucha dificultad. Ramón estaba a pleno rendimiento, me sorprendió positivamente, Martín sacó todo su power, después de haber hecho, la semana pasada, la Marató i mig del Penyagolosa e Iván, que hacía mucho tiempo que no venía a entrenar ni salía a la roca se manejó muy bien, claro, como es más largo que un día sin pan, je je je.
Este fue el bloque con el que nos despedimos. Tenía 5 vías, pero a mi los dedos no me daban más de sí. Se lo dejé todo para ellos.
Antes de volver a casa, paramos en un río que hay muy cerca. Es buenísimo para meter los dedos doloridos y los pies recalentados por el sol. Después de ese descansito, cogimos el coche y de vuelta a casa, nos quedaba una hora y media de camino...
FUE UN BUEN FIN DE SEMANA!!!
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